Hoy se cumplen tres años desde el estallido o revuelta social chilena denominada 18-O. Tres años hace desde que una turba de estudiantes secundarias(os) saltaron los torniquetes del metro y nos demostraron que el miedo en algún momento se supera, que nuestras frustraciones individuales de adultez tienen un arraigo colectivo y que cuando logramos tener un poco de tiempo libre y compartimos nuestro malestar con otras personas somos capaces de ver nuestro reflejo con matices más, matices menos.